Necesito descarrilar de una vez de esta montaña rusa en la que no hago más que caer más y más en picado, siento cómo se me encoge en estómago, esas terribles ganas de vomitar sentimientos y quedar libre de ellos, pero tengo miedo a escupirlos sobre alguien importante, alguien que ahora mismo me está cogiendo de la mano diciéndome: ''tranquila, ya pasará'', pero... ¿cuánto tiempo estarán ahí? ¿se bajarán en la próxima vuelta o se quedarán eternamente atrapada en ella por mi culpa? Sea como sea, no quiero tenerlos a mi lado, no quiero... no quiero depender de ellos, de nadie...
Siempre he sido una molestia y siempre lo he sabido, solo que intentaba consolarme pesando que no era culpa mía, que eso le pasaba a todos, pero no es así... cualquier persona en mi compañía sufre, se va, o simplemente, hace lo posible para acabar con su vida.
No os podéis imaginar la angustia que tengo agarrada en el pecho, me aprieta, me deja sin aliento y poco a poco, está acabando conmigo... pero no le daré el placer de hacerme morir lentamente, disfrutando de cada minuto de agonía que sufra mi cuerpo, de cada lágrima que desprenda por aquellas personas que hoy se marchan, por cada gota de sangre que define mi cuenta atrás.
Necesito retroceder, a cuando todo estaba bien, quedarme allí un tiempo, grabar en mi memoria aquellas caras felices de manera que no quede espacio para nada más en mi memoria; inundar mis oídos de esas risas, ahogarme en ellas y por una vez sentirme tranquila; abrazar a aquella gente a la que nunca olvidaré, sentir sus cuerpos junto al mío, recordar sus dulces aromas... hasta que todo se haga borroso y llegue la hora del juicio final. Que por un momento, durante un simple instante todo aquello que me devoraba por dentro, aquello que hoy no me deja vivir, deje de existir.
Quiero pedir ayuda a Dios, pero ¿dónde está ahora? ¿dónde está su justicia? Me ha abandonado, pero, realmente, no es de extrañar, todos, al fin y al cabo, acaban haciéndolo.
Ahora que realmente estoy sola, tengo miedo, miedo a morir si haber sido nadie... ¿alguien me recordará? ¿alguien llorará por que me vaya? Pero esa no es la mayor de mis preocupaciones...
Tengo miedo de dejar de existir, de dejar de ser, relativamente, alguien a solo ser un cadáver, algo inerte, insensible, inútil... Miedo de no volver a sentir jamás, de no sentir lo que es ser amada de verdad por alguien...
Y ahora que decido morir en el más frío de los veranos, en una donde solo se oye el pequeño siseo del viento pasando entre las ventanas estalla mis oídos, donde el frío suelo hace que ardan mis pies a cada paso, donde a cada bocanada de aire temes por que se escape tu alma en un pequeño hilo de voz en el que apenas se percibe los lúgubres sonido de un amargo adiós... Es aquí cuando tengo claro de que no hay vuelta atrás.
Después de tantas veces que ha muerto mi alma, sé con seguridad de que no hay resurrección alguna, mi alma siempre estuvo muerta, pero vivía artificialmente de aquellas personas a las que me aferraba y de las que ahora me despido.
Adiós amigos, nos vemos en el olvido.