Quizás buscar la complejidad en mis palabras sea lo que me impida expresarlas, siempre intento encontrar palabras de novelas grandiosas, de sublimes lecturas de adultos... suena bastante aburrido ¿no? Volvamos a ser niños despreocupados.
Y es ahora cuando estoy aprendiendo a ver las cosas de una manera más simple, a no preocuparme por cualquier pequeño problema... Creo que estoy aprendiendo a ser feliz por una vez.
Sin buscarla, encuentro la perfección en pequeñas cosas en la que jamás me fijé: en cómo la noche nos arropa con su gran manto de estrellas y nos vigila con su gran ojo, la Luna; el despertar con pequeños rayos de luz al amanecer que nos marcan el camino que seguir, pero sin dejarnos ver cuál es el final... el trabajo de descubrirlo es nuestro, andando solos o con la más dulce compañía, tropezando y aprendiendo a levantarnos y a curar nuestras heridas... aprendiendo a querernos tal y como somos... aprendiendo a ser nosotros mismos.
¡Levanta ya! Es hora de que abras la boca y te comas el mundo que sostienes entre tu manos.
Y quizás a veces te asuste la oscuridad, el miedo de no saber hacia dónde vas y perderte del camino; quizás empiece a llover de tus ojos cuando notes que se acerca el invierno de tu corazón y poco a poco se vayan congelando tus sentimientos, paralizando tus emociones, desconcertando tus sentidos. Pero no temas más, porque yo mataré monstruos por ti.
Seremos dos héroes vestidos del verde coraje y empuñando nuestras más preciadas ilusiones, prométeme que lucharemos por ser felices, juntos. Que por mucho que nos cueste escalar montañas, por mucho que nos hundamos en aguas turbias, por mucho que la niebla nos impida vernos, siempre estarás agarrado a mi mano, no me sueltes nunca...
Ha llegado la noche y los fuegos artificiales tiñen el cielo de toda clase de colores existentes (e inexistentes también), pero ¿qué celebramos? Quizás el seguir vivos, en retar cada día a la muerte a un juego al azar, celebramos ser campeones de este juego al que llamamos vida.
¿Puedes levantarme un poco? Quiero coger una estrella y encerrarla para que este momento sea eterno... a tu lado cualquier cosa se hace posible.
Aunque seamos solamente dos simples cultivadores de sueños, me siento feliz de haberte encontrado; porque la experiencia me ha enseñado que los príncipes azules a veces se destiñen...
Y como en cualquier historia, debería haber un final feliz, pero a esta historia, prefiero no ponerle final alguno.
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