domingo, 18 de diciembre de 2011

Los latidos de mi corazón delataban mis sentimientos.


Retornan cálidos días de un verano que quedó atrás, esos días en los que el amor fluía por nuestras bocas y se resbalaban por nuestros labios, sentimientos guardados entre suaves caricias que envolvían tranquilas miradas, sonrisas ocultas tras los tan añorados y tiernos abrazos que reaparecen en el más frío de los inviernos para las emociones...
Mi corazón se había sincronizado con el paso de las estaciones, se encontraba algo congelado, paralizado con la frialdad de sus propios sentimientos, le costaba latir por algo que no fuera más que su propia supervivencia -aunque, a veces, deseaba de dejar de hacerlo y descansar de una vez al fin-. Pero tu tacto le hacía estremecerse, una pequeña corriente recorría cada una de las partes de mi cuerpo, desembocando en mis labios que no desean más que tus besos. Inundaba un gran océano de calor producido por tu suave voz, en el que se ahogan todas las preocupaciones por un instante, donde tu mano me saca a la superficie haciéndome vivir de nuevo. 
Pero aunque ahora estemos tan cerca el uno del otro, nuestros corazones están muy lejos.
Quisiera poder caminar sobre la estrellas, en la inmensidad del universo con la Luna haciendo de meta de este  costoso trayecto, sosteniendo fuertemente tu mano, apartando el miedo de caer en la inmensidad del olvido, teniendo fe de que siempre perduraré en algún lugar de tu corazón.
Dejar volar mis pensamientos, los que contienen mil ''te quiero'' que deseo que escuches, ponerles de destino tu corazón. Espero que escuches todo lo que te deseo decir y que mis labios son incapaces de expresar.
Quiero jugar a amarnos eternamente, como si de un inocente juego de niños se tratase, no quiero trampas, quiero que el amor sea puro en toda su excelencia, quiero que los sentimientos sean verdaderos y que en los días de oscuridad puedas ver una pequeña luz en mí, una luz que jamás te abandonará, una luz que te seguirá hasta el fin del mundo.
Puedo prometerte tantas cosas que ni siquiera el infinito consigue comprender su grandeza, pero al igual que las palabras, se acaban olvidando, quedando enterrados entre no más que antiguos recuerdos. No quiero que esto sea así. 
Prométeme que esto no acabará así, prométeme simplemente que no acabará. Prométemelo entre besos y silencia las palabras, no me dejes hablar, solo bésame. Bésame para pactar este amor para siempre.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Por mucho que lo grite en mi interior, jamás conseguirás oírlo.


De nuevo vuelvo a llevar esta gran carga en la parte izquierda de mi pecho, un corazón que vuelve a palpitar al compás de nuestro andar, vuelve a ser un corazón cálido, tanto que a veces arde junto con los demás sentimientos y emociones que han florecido una vez más, pero aún es invierno. Les cuesta crecer e incluso mantenerse con el mínimo ápice de vida que les queda, día a día se van marchitando a la par que el sol cae, un trágico final ya habitual para esta desolada alma perdida entre la grandeza del universo. Mientras caminamos por las vacía calles puedo oír el sonido de tu corazón, lento y calmado, espero que no puedas oír el mío, late fuertemente con solo sentir el sonido de tu voz acariciando mis oídos, componiendo una melodía que no para de resonar una y otra vez en mi cabeza; cómo el suave tacto de tu piel hace que me estremezca, haga que un interminable escalofrío recorra mi cuerpo... tengo ganas de dejar reposar mis labios contra los tuyos, crear un gran silencio donde las palabras no sean necesarias, donde solo importe el momento, donde sean las tímidas miradas las que lo digan todo. Solo necesito ese pequeño aliento que se escapa entre la comisura de tus labios para vivir...
Pero los sueños se van con el suave susurro del viento, te voy perdiendo entre la neblina, mientras observo como tu cuerpo se va alejando, dejando un gran vacío a mi lado; ahora camino por calles solitarias, al compás de la lluvia que desprenden mis ojos, me cuesta caminar si no es contigo... Los apresurados latidos de un enamorado corazón se van apagando, se van consumiendo poco a poco, las sonrisas se van desgastando con el tiempo y no queda hueco para algo más que unos cuantos suspiros ahogados en desesperación...
Los recuerdos no hacen más que atacar a este débil corazón, podrido y mustio, corroído por la agonía, por el anhelo... no hay nada que lo haga volver a vivir.
Y fue cuando apareciste tú.
Tú y tu cercana forma de ser aparecieron de la nada, pero significándolo todo, tu simple presencia hacía que todos mis huesos temblaran, se excitaran. Sentía como el paso de las estaciones transcurría más rápido de lo común frente a mis ojos, o quizás frente al reflejo de los tuyos. Nos quedamos atrapados entre los meses de primavera, entre abrazos sin final y despedidas con un sabor amargo...
Pero he de dejarlo todo guardado en este pequeño rincón, aislado del resto del mundo, un lugar que solo yo conozco. Donde están mis más escondidos secretos, mis más sinceras confesiones y mis más preciadas piezas de este puzzle que compone mi vida. He de mantener estas palabras aquí, donde por mucho que grite no puedas oírlas, no quiero perderte, no a ti...

viernes, 4 de noviembre de 2011

Una imperfecta melodía no es compatible con un perfecto corazón.


Del silencio he escrito una melodía, suave y tierna, para un herido corazón que desea volver a latir.
Las cuerdas rotas de la guitarra, las desafinadas notas de un perfecto piano, el desacompasado sonido de una batería y los altibajos de una extraña voz consiguen formar esa perfecta imperfecta melodía, una melodía corriente, una más de tantas.
Sin embargo el armónico sonido que resbala por tus labios es perfecto, el sonido del viento enredándose entre tus alborotados cabellos, la destelleante luz que desprenden esas estrellas que tienes en lugar de ojos, ese tierno corazón que me hace sentir viva de nuevo...
Mi corazón solo late cuando escucha el concierto de tu presencia, es especial, magnífico; y, como si de un sueño se tratase, te siento cercano en distancia, siento la suave brisa de tu respiración en mi cuello, pero sin embargo no estás ahí, estás lejos, donde los corazones están aliviados; paso a ocupar un segundo plano junto a la demás gente insignificante, mientras que tú eres el protagonista de esta sinfonía que no llega a su final. Es tu hora de brillar, de destacar entre los mejores, pero no vale la pena hacerlo en este mediocre corazón, en este lugar donde nadie apreciará tu talento, donde estos verdaderos pero insignificantes sentimientos que actúan como un atento público que se maravillan con solo tu salida a escena...
Te observo desde lo lejos, con ansias de caer por tus labios, deslizándome suavemente entre la comisura de tus labios e investigar más a dentro, buscando entre tus dientes, y así, poder aterrizar en tus húmedos besos; te observo deseando abrazarte, fuerte, tanto que desearía quedarme sin aliento para no soltarte nunca, deseo descubrir cada pequeño secreto, alegría, tristeza, dolor, amor que guarde tu corazón, quiero saberlo todo sobre ti, te quiero...
Y asustada de que las palabras se vuelan contra mí, de que me apuñalen lentamente haciendo resurgir ese familiar dolor que consigue vaciarme, haciendo de mí un cuerpo inerte, sin sentimientos, un saco de lágrimas de cristal que se rompen al chocar contra la cruel realidad, al chocar contra la verdad, percatándose de que este mustio y defectuoso corazón jamás será amado...
Y el habitual sabor de la desesperación hace que lo saboree en todo momento, acompañado de un toque de frustración y amargura, solo necesito el suave elixir de tus labios para hacer que se desvanezca en la nada.
Espero que los sordos ''te quiero'' que grita mi corazón algún día los llegues a oír.

domingo, 30 de octubre de 2011

En mis manos no serás un pájaro de alas atadas.


Ya no duele el recordar el pasado, lo he dejado atrás, junto a los sentimientos que estaban a él encadenados, liberándolos de una prisión cada vez más estrecha, donde los latidos cada día eran más débiles, dónde las lágrimas eran más secas, donde el amor era una simple fantasía -imposible de alcanzar-.
Vuelvo a oír los latidos de mi corazón; pero no ese constante ''pum, pum'' que suelen hacer todos, que va, le oigo decir lo bien que se siente al estar en un cálido y querido cuerpo al fin, mi cuerpo.
Amor, vuelve a ser la fuente de la que bebo, la que me da fuerza, valor, la que me impulsa a seguir adelante, la que apaga este fuego que arde en mi interior, que me quema, que me devora, que me destroza poco a poco haciendo de mí poco más que unas míseras cenizas...
Quiero que sepas que el pasado ya no duele porque al observar el presente te encuentras tú, esperándome con una gran sonrisa que abrazaré.
Te he echado de menos, mi cama ha estado vacía demasiado tiempo, sigue aún el contorno de tu cuerpo dibujado entre las revueltas sábanas y tu dulce y peculiar aroma se percibe entre las almohadas, mis sueños extrañaban verte en ellos, feliz y a mi lado, añoraban sentir tu calor, tu presencia... Mis labios han estado demasiado tiempo sellados, esperando a volver a entrar en contacto con tu hermoso rostro; mis ojos deseaban volver a verte, buscar entre los rincones intentando hallar los tuyos y que, en una tímida pero larga mirada, las palabras sobren y sea el mismo latido de nuestro corazón el que nos revele lo que ambos sentimos, pero sin embargo, lo que nunca confesaremos...
He esperado demasiado tiempo esperando sola a la intemperie, hiciera frío o calor, solo para volver a verte. Te perdí rápido, por extrañas razones que no llego a comprender... te perdí sin yo quererlo -lo pagué bastante caro, a base de lágrimas de cristal, sentimientos fragmentados y un pequeño corazón inservible- pero ahora que te he encontrado no quiero dejarte escapar nunca más. No seré yo quien corte tus alas, dejándote así atrapado entre rejas, privándote de cualquier libertad y haciendo de ti una marioneta que yo misma manejaré, que va, te haré sentir bien -puedo prometértelo-, te acogeré entre mis manos y no te dejaré caer, dejaré que abras tus alas y las batas con fuerza, te ayudaré a volar, a volar muy alto, pero siempre esperaré a que regreses a casa, tu casa, mi corazón...

miércoles, 26 de octubre de 2011

El tiempo y la soledad van marchitando los sentimientos.


Hoy, el sonido más hermoso ha sido el silencio.
Me cansa vivir rodeada de problemas, de prisas, de agobios, solo quiero pararme en medio del camino y mirar arriba, poder ver el cielo azul, las blancas nubes, sentir la suave brisa y dejar que la luz del Sol caliente mi frío y vacío cuerpo, el que una vez fuiste tú quien lo completaba.
Desde que te fuiste el camino se ha complicado. Te ha sustituido alguien llamada soledad, no me gusta su compañía, a su paso el cielo se oscurece, tanto que no puedo verte; las nubes empiezan a llorar, creo que ellas también te extrañan; hace más frío y poco a poco me cuenta moverme, me cuesta volver a esbozar una sonrisa, la desesperación me ha inundado, la agonía va corriendo por mis venas, dañando todo mi cuerpo.
Ya solo soy un árbol marchito, solitario... este árbol un día estuvo lleno de flores y frutos, aunque no era muy bello se veía bastante bien, con algunas ramas secas, como cualquier otro, pero un día vino una inesperada sequía, a la que todos denominaban ''amor'', claro, el inocente árbol no se percató de lo que ello suponía, de un gran campo se dejó enamorar por una bella rosa de apariencia, pero sin darse cuenta de las grandes espinas que escondía detrás de sus hojas, hojas que le atraparon y llevaron a la perdición. Intentó afrontar con valor y esfuerzo, pero acabó por marchitarse, por dejar caer sus hojas al suelo, por dejar que pisotearan sus alegres flores, por dejar que sus frutos se pudrieran lentamente en el suelo mientras él no hacía otra cosa que lamentarse, sufrir, morir lentamente...
Ya no hay pétalos en el suelo, significa que el viento se los ha llevado; al igual que los recuerdos y los segundos vividos que el tiempo va borrando, es doloroso ver como una parte de ti se ha esfumado, como lo que aún significa tanto para ti otros apenas lo llegan a recordar, duele saber que el amor dado jamás será recibido...


sábado, 15 de octubre de 2011

Búsquedas y pérdidas entre las estaciones incompletas.

He vuelto a recaer en esta maldita enfermedad, esa que recubre mi corazón de un frío hielo, que hace que se estremezca, lo hiere y solo es a ti a quien le deja la clave para liberarlo y que con tu calor lo puedas reclamar siempre que quieras, al fin y al cabo... te pertenece; te pertenezco.
Sí, el amor vuelve a hacerme presa.
He escrito tantas confesiones que nunca te he entregado, he susurrado tantos ''te quiero'' que nuca has oído, he esperado tanto tiempo a que vinieras que he terminado por congelarme por la ausencia de tu presencia, mientras tú te alejabas por otros caminos con un final que no soy ni será yo... y que sin embargo, sigo aquí, quieta, delante de la nada esperando a que tú aparezcas.
Te amo, lo confieso. 
Las traviesas mariposas de mi estómago están preguntando por ti, están empezando a perder su entusiasmo, les cuesta si no estás ahí para darles vida con tan solo acercarte a ellas ¿por qué no vienes y les explicas que no las quieres? Ven, clávales pequeñas agujas en sus cuerpos, haz que se retuerzan de un insoportable dolor -solo serán unos instantes-, haz que de una vez descansen en paz, ayúdalas a que paren de revolotear hacia una falsa ilusión; y después, vendrá la soledad, vendrá un gran hueco, el que antes ocupaba tu perfecta persona...
Mis labios están ansiosos de rozar los tuyos, de que inundes este invierno que hay en mi interior de un cálido verano, lleno de amor, sueños e ilusiones que compartiremos... ¿pero por qué lo único que los rozan son lágrimas? Esas que nacen de unos ojos que extrañan verte...
No hay palabras para expresar la falta que me haces, para expresar como con solo pensar en ti, en tu voz, haces que mi cuerpo se conmueva. Imagino tus brazos fundiéndose con mi cuerpo en un interminable abrazo, imagino tus dedos creando figuras sin sentido en mi espalda -y por qué no, acariciando mis labios-, imagino tus ojos mirándome, atrapándome y tus labios esbozándome una sonrisa, con solo una me bastaría -aunque si te sientes generoso, tus  dulces besos no le vendrían mal a este amargo corazón-.
Mi corazón solo vive en dos estaciones, un marchito otoño lleno de soledad y pérdidas, seguido de un frío invierno, lleno de enfermedades, dolor y como no,más soledad... trae ya de una vez la bonita primavera, alegre y colorida, junto al cálido verano, lleno de ternura y sonrisas. Esperaré, aunque tú no hagas nada por tomar este camino que da hasta mi paradero.
Aún sigo buscándote entre los vientos fugaces, que no paran de pronunciar tu nombre, pero sin embargo, nunca anuncian tu llegada... parece que cada vez que te alcanzo, ya te has ido.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Un grito ahogado de desesperación más, y tantos que quedan...

Busco un lugar que solamente sea mío, donde poder emborracharme con mis propias lágrimas, marearme con el humo que desprende mi putrefacto corazón, silenciar el ambiente entre gritos agonizantes.
Los buenos recuerdos me destrozan por dentro, los sentimientos que en ellos guardaban fueron destruidos por el intenso ardor de la decepción, la cual es una bebida que me suelen dar a traición, día tras día, seduciéndome con palabras vacías, en las cual caigo presa sin apenas darme cuenta, quedando así completamente manipulada por tus manos.
Tu voz hace que mis tímpanos quieran estallar, oír tu voz me hace débil, hace que los últimos pedazos de mi corazón se vuelvan a romper y así sucesivamente hasta que al fin no quede nada... parece que era eso lo que querías conseguir.
No entiendo esta situación en la que vivo, llena de engaños, mentiras, enfrentamientos y traiciones, no comprendo por qué las las cosas siempre se tiñen del lado más deplorable, no comprendo por qué soy siempre yo la que acaba ahogada entre su propio silencio y sus pensamientos, mustios como mi propia alma.
Trago con fuerzas mis palabras, afiladas como cuchillas, clavándose muy adentro, produciendo un terrible dolor del que no me desprenderé, no quiero pronunciar la cruel realidad, tengo demasiado miedo...
No quiero volver a caer, ¿alguna vez me he levantado? me pregunto, he estado hundida en un mar espeso, lleno de depredadores hambrientos, con ganas de jugar a despiadados juegos.
Por mucho que llore pidiendo tu auxilio solamente te quedarás mirando como voy desapareciendo entre el olvido y la nada, mientras esbozas una última sonrisa, la cual yo acompaño con una lágrima seca más.
Y los inocentes actos para intentar mejorarlo se han vuelto contra mí, reprochándome lo que nunca hice y lo que nunca debí de hacer, clavándose en mi pecho una y otra vez.
Acaba conmigo de un golpe, no me dejes que siga sufriendo...

lunes, 5 de septiembre de 2011

Sonrisas a corto plazo.

Esta es una sociedad orgullosa de lo que son, de destruirse unos a otros cuales animales para destacar, sin importar a quién influyan sus actos, una sociedad donde la egocentría es la razón de su mísera existencia.
Vivo entre verdaderos animales, a los que solo les importa las apariencias, sin darse cuanta de su putrefacto interior, el que tapan con una gruesa capa de falsedad. Vivo en un lugar cuyas personas con un bondadoso interior son simple asfalto que la gente pisotea y escupe hasta conseguir reducirlas, hacerlas sentir como seres inferiores.
Harta de escuchar lo mismo una y otra vez, de tener que seguir patrones para ser aceptada en la sociedad cruel, sin escrúpulos enamorada de su propio reflejo que no es más que propia invención suya.
Encerrada entre mis propios criterios, apartada de toda esa gente que quiere ser algo por los demás y no por ella misma... realmente prefiero ser la Sra. Nadie. Una señora solitaria, de corazón protegido contra el dolor por miedo a que finalmente la superficialidad domine los sentimientos.
El amor ya no existe, es solo una mecánica del cerebro regida por lo bella que aparente ser una persona, donde las palabras son vacías, escasas, donde el sexo es lo único que los llena, demostrando así de nuevo como nos estamos convirtiendo es simples animales de mente y corazón vacío.
La amistad tampoco es lo que era, la gente se manipula, se van cambiando aspectos de otras personas para complacer nuestras necesidades, robándoles la personalidad y convirtiéndolas en simples juguetes que acaban tirando por esa monotonía que ellos mismos les implantaron.
Sonrisas falsas que recibimos diariamente y al descubrir su verdadero significado se clavan en lo más profundo de nuestro ser, rompiéndonos completamente e impidiéndonos levantarnos, atándonos al dolor de la más horrible de las maneras...
Espero que la gente verdadera siga existiendo, que resista a la presión, que no se deje sucumbir por sus imperfectas ''vidas perfectas'', recuerda que no son más que mentiras y falsedades, ten cuidado, no seas uno más de ellos.

lunes, 29 de agosto de 2011

Demasiadas promesas que volaron y se quemaron con la lluvia ácida.


Ya  nada me retiene aquí, nada me impide irme de lo que una vez fue mi hogar, donde cultivé mis más gratos recuerdos, donde sembré cada gota de felicidad para luego recogerla en tiempos de necesidad, donde día a día labraba un gran campo de sentimientos que afloraban al comienzo de la primavera. Hasta que llegó un turbulento invierno, la espesura de la niebla y el gélido aire devastó todo lo que guardaba en mi corazón, todo lo que verdaderamente importaba, arrancando de mis entrañas cada pequeña pieza necesaria, dejándome completamente vacío, como si de un espantapájaros fuera.
Desde entonces todo es diferente. Me limito a mirar la lluvia desde una ventana, mientras las ramas de los árboles se mueven precipitadamente por culpa del tormentoso viento arrancando de ellos todas y cada una de las hojas que en ellas se hayaran, dejándolo sin el mínimo ápice de vida; empecé soñar despierto imaginando el fin de esta soledad, pero no recordaba lo que era sentir una mano cálida sosteniendo la tuya para que no te perdieras por los oscuros caminos, extraño las sonrisas que tanto me gustaba que esbozaras...
Las mentiras se convirtieron en una rutina de la que era preso día a día, recuerdo tantas promesas por las que me até a la gente, tanto daño que me hicieron al dejarlas volar, llevándose con ellas mis más inocentes ilusiones. Dejé mi corazón abierto, esperando a que alguien entrara y me ayudara a recuperar todo lo que una vez perdí.
Desconfiar es la mayor de mis aficiones, no querer es lo que me mantiene aún en pie, el cariño y la amistad no son más que simples apariencias.
Hoy me despido de todos, de todas las espinas que me hicieron daño al acercarme a ellas y a esa delicada rosa que espero que algún día crezca en este marchito corazón.

viernes, 12 de agosto de 2011

La mariposa de alas cautivas.


Intento comprender el por qué de cada día, el transcurso lento y monótono del tiempo, la inestabilidad de los sentimientos, las frágiles promesas... la sensatez y la cordura que intento encontrar en mi camino ha desaparecido en un intento de huir de la cruel realidad. Siento como si nada fuese ya esencial para mí, no encuentro nada por lo que querer seguir adelante, nada que me impida quedarme estancada atrás.
Y las mariposas ya se han ido, querían escapar de este campo muerto en el que nadie ha querido permanecer; un campo negro, devastado por el dolor, corroído por la ira y finalmente devorado por la agonía, en el ambiente aún se percibe débilmente el fuerte olor a soledad. Pero una de ellas, la más inocente y sencilla, se ha quedado atrapada, tiene las alas atadas a los recuerdos, al amor que poco a poco la vacía por dentro, que la corroe por fuera; se queda inmóvil, viendo arder sus alas, viendo cómo en un instante su libertad no es más que un puñado de cenizas de las que ya no queda nada, al igual que sus esperanzas de escapar de allí algún día.
Abro los ojos y busco entre el estéril suelo tu olor, tus caricias,tus palabras, sigo buscando todo aquello que un día me regalaste, quiero cogerlo, sostenerlo en mis manos y agarrarlo fuerte, muy fuerte hasta que todo esto pase, procuraré no mojarlo por culpa de las lágrimas.
A estas alturas he abrazado tantas veces la traición que se me hace rutinario caminar con ella, agarrada a mi espalda, haciendo que el peso sobre mis hombros sean aún mayor, dejándome sin aliento a cada paso, arrebatándome cada suspiro, borrando de mi cara cualquier indicio de felicidad.
Y saborear de nuevo la decepción, un plato común, pero del que estoy cansada de tragar, cansada de condimentarlo con mentiras y falsas esperanzas que yo misma he creado en este mundo.
Aquí no es todo de color negro, que va, sería más fácil si lo fuera, de esa manera, podría ignorar lo que ocurre a mi alrededor, cerrar los ojos y desear que todo esto no sea más que una pesadilla, un mal sueño del que pronto despertaré. Aquí las cosas se suelen de tintar de color amarillo, un color enfermo, podrido, mustio como los corazones abandonados; el color morado que tiñe los fuertes impactos que tienen las palabras y los actos frente a nuestros sentimientos, frente a lo que un día fue nuestra razón de existir; el color azul no seduce con su profundidad, nos arrastra hasta él y luego nos retiene, como si de entre barrotes se tratase, ahogándonos en nuestros mayores miedos, sin dejarnos opción a escapar.
Esta mariposa por fin reposa en el suelo, al fin descansará de la monotonía de los días, dejando atrás el dolor, recuperando por fin las alas que un día perdió, volando libre a un final de cuento, aunque por desgracia, este final sea fruto de sus últimas deliraciones antes del último aleteo de vida.
Nunca podré aclarar esto que siento, más bien, que sentía... es el inconveniente de la muerte, acaba conjugando todos los verbos en pasados.

lunes, 8 de agosto de 2011

Cuando te atrape, no intentes escapar.


Hoy te cogeré de la mano más fuerte que nunca, no quiero que te cueles por la comisura de mis labios, aún no.
Sígueme, te llevaré más lejos de lo que la vista puede alcanzar; reposaremos nuestros cuerpos con delicadeza entre las esponjosas nubes y te cubriré con un manto de estrellas que yo misma tejeré, sí, vale, quizás exagere... quizás solo estemos en la azotea de tu casa, tirados encima del suave algodón y tapados con una vieja manta a la que ambos le tenemos cariño, quizás todo lo que deseamos pueda hacerse realidad, pero de una manera distinta.
Hoy nos encerraremos dentro de un tarro lleno de tus más dulces deseos, al fin los saborearemos, sentiremos ese calor recorriendo nuestros cuerpo, haciendo así explotar el tarro que nos retiene en su cautiverio, y que este quede reducido a pequeños pedazos de cristal dejándonos al fin libres, libres para vivir nuestra pasión. Quizás vuela a exagerar, quizás solo estemos cubiertos completamente de nata, bebiendo lo poco que apenas queda de nuestra botella de Vodka de caramelo y quizás, sea tal nuestra excitación que nos hayamos liberados de toda esta ropa que nos tiene presos el uno de otro.
Te llevaré a un lugar al que nunca te atreviste a ir, la oscuridad siempre fue tu punto débil, pero estaré contigo, no te preocupes; aunque esté lleno de neblina, siempre podremos soplar hasta que por fin se aparte del camino que estamos emprendiendo, te llevaré al País de las Maravillas. Yo seré tu Alicia y tú el dulce sombrerero, viviremos nuestra loca historia de amor que quedará enterrada bajo las rosas blancas teñidas de rojo; acogeremos en nuestro viaje al gato de Chemishire, tan extravagante y curioso, y al conejo blanco también... ''Es la hora, es la hora'' dice él, hagámosle caso, es la hora de que escriba letra por letra por todo tu cuerpo cuanto te necesito, cuánto te quiero, cuánto significas para mí. Vale, lo he vuelto a hacer, quizás solo estemos encerrados en tu habitación, confusos entre el humo de los cigarros de vainilla, jugando entre sábanas y almohadas; viendo cómo tu gato, gris con dos grandes perlas azules de ojos avanza con su elegancia hasta tus pies y, finalmente, un reloj antiguo que suena siempre al mismo compás, anunciando que ya es media noche o un poco más tarde quizás, marcando el comienzo de un nuevo día, en el cual seguimos  juntos, deseando emprender mil aventuras más, hasta donde la imaginación nunca ha llegado, hasta el infinito y más allá.
Porque recuerda que ahora que te he atrapado, no pienso soltarte, hazte a la idea.

jueves, 4 de agosto de 2011

Esta noche.


Esta noche prometo no llorar, te prometo que seré fuerte, que ni siquiera el fuerte viento que viene de frente podrá derrumbarme. Hoy veo el mar más azul, el Sol más cálido, el agua más clara y el café más oscuro, los abrazos más tiernos, las palabras más dulces, las estrellas más brillantes, la Luna más llena, será porque quizás todo se vea más bonito después de luchar.
Esta noche pienso escribir mi historia entre partituras de piano, entre nota y nota escribir los días que estuve presa, entre silencio y silencio intentar no derramar una lágrima por culpa de la soledad, cantarle al viento, alto, fuerte cuánto te amé, deslizar las yemas de los dedos por las teclas de color perla y dejar que la melodía de nuestro final comience para finalmente acabar con una sonrisa, acabar libre de dolor.
Esta noche, no pienso llorar por lo que nunca fuimos, no pienso llorar por los dulces momentos que ahora ahogo en mi taza de café, caliente, oscuro, espeso café del olvido.
Esta noche pienso rellenar de deseos todos estos botes de cristal. Estos botes antes contenían dulce confitura de fresa, arándano y melocotón que consumía en las amargas mañanas a falta de tu ausencia. Pienso vaciar las cajas en las que guardo palabras sin sentido alguno pero, sin embargo, que cobran importancia al salir de tu boca y las rellenaré con bombones rellenos de caramelo y vainilla.
Esta noche estallaré contra la pared tu bote de perfume, me desprenderé de tu olor, de los escalofríos que me producen y en su lugar el agua, ese líquido neutral, será lo único que rociaré por mi cuello.
Esta noche escribiré en una libreta cada uno de los días que he llorado por ti, rellenaré cada una de las páginas con dolor, ira y desesperación y la quemaré, haré que mi pena se haga libre finalmente, que se consuma junto a las cenizas.
Esta noche cesarán los suspiros y junto a ellos la imparable tormenta que amenazaba con destruir completamente los principios que me componen  y cuando por fin deje de sentir, las nubes emigrarán hacia otro corazón atormentado, dejando por fin libre lo que un día fue un oscuro cielo.
Esta noche enterraré mi fidelidad, no muy profunda, quizás la necesite en otra ocasión y en su lugar rescataré una bonita mirada, perdida en el horizonte y le pondré rumbo, rumbo hacia lo que podría ser nuestra felicidad.
Esta noche cumpliré por fin mis sueños, dejaré de soñar con tu sonrisa, empezaré a soñar con la mía de una vez, soñaré con mis metas, con lo mejor que hay dentro de mí.
Esta noche intentaré poner en orden mis sentimientos, al igual que colocar las piezas de un puzzle; aunque quizás sea mucho trabajo para una sola noche.

jueves, 21 de julio de 2011

Nunca pensé que el dolor fuera tan agrio.

Y es ahora cuando las sonrisas están vacías, cuando las lágrimas caen formando espejos en los que me reflejo y se rompen al chocar de frente contra mis miedos. Y ahora, las palabras que no tenían sentido forman frases que me destrozan y las palabras que significaban algo para este abandonado corazón se han vuelto vacías, inexpresivas, sin significado alguno.
Y ahora, el dolor al que me enfrento es una horrible pesadilla de la que deseo escapar, una paranoia típica de una loca, que calló enferma de aquello a lo que llaman amor.
Los sueños rotos, afilados, hacen que mis pies sangren y se tiñan del color enfermo, el color que teñirá todo lo que me importó, el color que haga que ya nada tenga sentido, que de una vez por todas, el dolor no sea un problema.  Cada paso que doy hacia delante es una lucha entre lo que pienso y lo que siento, ¿quién ganará en esta batalla sin sentido por algo que nunca podré resguardar entre mis manos? Es el amor, aquello que tanto anhelo lo que hace que esta batalla no consiga llegar a su final, enfrentándose así, eternamente, en una lucha donde las heridas no sanarán, quedarán enfermas, malditas por este laberinto sin final.
Mis pulmones cada vez retienen menos aire, les es imposible; solo desean que el pequeño corazón se pare unos instante y comprobar así lo que es no sufrir, lo que es ser todo y no ser nada al mismo tiempo, donde poder controlar las sombras, probar la nada y saborear la plenitud de lo infinito.
Estos labios han esbozado una última sonrisa, dulce como el azúcar que ahora se vuelve agria como el limón.
Ahora solo admiro como haces limonada con mis entrañas, mientras junto al azúcar de tu alegría y el agua de tu tranquilidad consigues que al fin que te haya servido de algo.

sábado, 16 de julio de 2011

Un corazón marchito por el tiempo.

Y vuelve al corazón a dar saltos en su tumba, más marchito que nunca, podrido y hueco. 
Vuelve a soñar con un mañana, con un nuevo latir; vuelve a tener la esperanza de que por él vuelvan a fluir ese mar teñido de rojo carmesí arrastrando con él el único y eterno aliento del alma. Vuelve a soñar con volver a ser acogido entre las manos de otra persona y que este lo ponga a buen recaudo entre sus costillas, duras, protectoras de cualquier daño provocado por el exterior, colocándolo al lado de otro ser como él que necesite volver a sentir esa calidez a la un día le otorgó el nombre de ''amor''.
Y le resulta extraño estar ahora solo, mendigando arrastrándose por las vacías y húmedas calles en un intento de conseguir ese poquito de amor que le haga volver a sentir, mientras avanza al compás de las gotas de lluvia que esta vez, en vez de eser producidas por las esponjosas nubes, son derramadas por dos grandes ojos de color chocolate, color que una vez fue dulce, pero que ahora solo desprende amargas miradas.
Sin embargo, este corazón enterrado bajo el manto oscuro de la soledad no siempre estuvo en este cautiverio, hubo un tiempo en el que fue libre, en el que sus palabras, al igual que el viento eran recibidas por todos...
Pero su inocencia lo pagó caro, se dejó engañar por el más apuesto de los galanes, se dejó enamorar de sus claros ojos, claros como la luna llena; se dejó atrapar entre sus dulces y perfectos dientes ocultos tras esos tiernos labios rosados, se dejó encarcelar entre sus dedos fríos, se dejó acoger entre las lineas de las palmas de sus manos, se dejó resbalar por sus interminables curvas desembocando en un trágico final...
Intentó ser fuerte pero el anhelo de lo que nunca tuvo lo acabó destruyendo en un sangriento naufragio, ahogado en sus propias y amargas lágrimas, derramadas por unos ojos inexpresivos pertenecientes a un manojo de huesos y músculos, inservibles. No importaba el lento transcurso del tiempo, ni los falsos sentimientos, ni las silenciosas miradas, ni los besos vacíos, ni las ardientes caricias, ni las secas lágrimas, solo importaba él, su majestuosa presencia acompañada de una gran capa que le cegaba de la realidad... otra vez, su inocencia lo pagó caro.
Su alma escapó con él y ahora ella lo cuida con cuidado y sigilo, desde las oscuras sombras, mientras este corazón espera el día en el que vuelva se resurgir de sus cenizas cual fénix.